Rejenerar la piel de cara, cuello, escote y manos, mejorar estrías y cicatrices y en alopecia androgénica y estacional.
Se requieren unas 2 o 3 sesiones, una cada mes y una sesión cada 6 meses.
20 minutos
Tratamiento indoloro. Se requiere una pequeña muestra de sangre
El envejecimiento cutáneo se produce entre otras causas por degradación celular y disminución de la vascularización. Con el paso del tiempo, se reducen los niveles de colágeno, ácido hialurónico y elastina de la piel, un efecto que contribuye a la reducción de la firmeza cutánea y la elasticidad. En la actualidad, es posible combatir estos signos de envejecimiento con la técnica de bioestimulación cutánea con factores de crecimiento obtenidos de las plaquetas del propio paciente.
Son nuestras propias células (las plaquetas) las que hacen posible que nuestra piel se vuelva joven, más tersa, mejor vascularizada y más luminosa. La infiltración de nuestras propias plaquetas activa la función del fibroblasto, una célula que tiene como competencia fundamental la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico, responsables de una piel joven y compacta.
El tratamiento consiste en obtener una pequeña muestra de sangre, centrifugarla y separar las plaquetas e inyectarlo muy superficialmente en la misma piel del paciente. Las inyecciones se realizan con una aguja de muy pequeño calibre, resultando un proceso prácticamente indoloro y que suele requerir 2 o 3 sesiones. Aun así, se puede aplicar anestesia tópica 20 minutos antes del tratamiento facial si el paciente lo desea.
Las regiones que más se benefician de este tratamiento son:
• Cara, cuello, escote y manos.
• Estrías y cicatrices
• Cuero cabelludo (en alopecia androgénica y estacional)
• Pelo distrófico.
Este tratamiento hace ya muchos años que se viene realizando en otras especialidades de medicina (traumatología, estomatología, oftalmología, etc.) y, desde hace más de una década, se emplea en el campo de la medicina estética. Se trata de medicina regenerativa, la tecnología del futuro.
Se aconseja repetir la bioestimulación cada 6 meses o un año para mantener, así, sus efectos a largo plazo. Los resultados se traducen en una mejora de la apariencia del rostro y el cuello, devolviéndoles la lozanía y luminosidad perdida con el paso del tiempo. En la gran mayoría de los casos, ha generado un alto grado de satisfacción entre los pacientes.